Me encanta ese momento. Ese momento de cuando tú estás en la
cama y yo te observo dormir, inocente, vulnerable. Preciosa. Tu pelo largo
castaño reposando sobre la almohada, inundada de luz, caliente de sol. Ya es
tarde pero aún no parece que quieras despertar. Yo no quiero romper esa paz que
veo en tu rostro ni tu respiración profunda y pausada.
Hay otro momento que me encanta y va justo después de ese
otro momento; y es cuando por fin despiertas de tu sueño, y me miras y sonríes
y me dices: “He soñado contigo”.