Aquí sigo refugiada en mi mundo. Ese mundo que yo misma construí sólo para mí,
sin cabida para nada más. En él estoy libre de toda preocupación, atadura o
posible herida. Libre del sentimiento de
inferioridad, de los juicios de la gente sobre mí, de la falsedad. Y es que
solamente yo misma soy capaz de comprenderme…o no. Quizás yo sea la única que
no se comprende a sí misma. Si no salgo de este mundo quizás nunca sienta dolor
ni tristeza… pero tampoco sentiré alegría, amor o la libertad de ser quien eres
delante de los demás. Me empiezo a dar cuenta de que en mi mundo me libraré de
lo malo, pero también y tristemente de lo bueno. Créeme, lo bueno siempre pesa
más que lo que no lo es tanto. A veces está bien quedarse en el mundo propio.
Como digo, a veces. Sal al exterior y disfruta de la vida y sobretodo vívela,
porque si no lo haces por miedo a no vivirla como tú quieres, entonces no lo
harás de ninguna forma. Como alguien dijo: El no, ya lo tienes.