Brisa veraniega inunda su risa, esa, que sobresale entre
todo el mundo, esa que es musical. El bullicio de gente atormenta las calles,
pisoteadas y ennegrecidas por la suciedad, pero ella es diferente. No parece
tener prisa y su mirada es despreocupada y segura. La miro desde mi ventana
ajena a todo y no se da cuenta de que está siendo observada. Me pregunto si
alguien me estará observando a mí, y yo sin saberlo. Y entonces empiezo a
soñar, jugueteando con mi pelo, y solo ha bastado un instante para enamorarme. Y
entonces vuelvo a mirar y ya no está ella. Qué pena, pienso, me hubiera gustado
conocerla…Y sigo con mi vida.
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